PENSANDO JUNTOS

  Durante la pandemia pasamos por un cambio estructural en la vida cotidiana, en las áreas de familia, trabajo y tiempo libre, emergen vivencias cargadas de ansiedad y depresión. Se debilitaron los organizadores sociales, la escuela, el trabajo, las instituciones, no se delimitaban los tiempos para cada plano, todos convivían en la misma casa. Se debilitaron los vínculos, las relaciones, se acrecentó la complejidad. Sumando aún más la crisis. El gobierno nacional presenta un DNU que pretende tirar abajo toda la estructura normativa, con cambios muy intensos, desprolijos, improvisados y muchas veces sin fundamento. La desocupación, los bajos salarios, la precariedad laboral, el aumento desmedido de precios, la ley de alquileres, la violencia discursiva, entre mucho más; todo tiene un impacto en la subjetividad de los sujetos generando un nivel de ansiedad permanente. Cuando hablamos de salud, claro está que no a todos los atraviesa de la misma manera, pues hay que tener en cue...

  Con la pandemia aprendimos a incorporar la tecnología a nuestra vida cotidiana, aquello que solo lo hacíamos en forma presencial, notamos que en los organizadores sociales como: la escuela, gestiones administrativas en instituciones, aumentaron el uso de la tecnología, en la salud, se incorporaran consultas interactuando paciente y profesional a través de la tecnología, en la seguridad te paran para averiguar antecedentes a través de aparatos tecnológicos, etc Existe un cambio sustancial, que nos atraviesa en todos los órdenes de la vida social, dando lugar a una nueva forma de cotidianidad, con un importante impacto en la subjetividad. Disertantes políticos, usan palabras, donde le dan una nueva resignificación, no respetan su verdadera raíz de origen, tergiversando su significado Emerge una forma híbrida de interactuar entre lo presencial y lo remoto, al mismo tiempo, trabajamos más horas, ya no desde un lugar específico (oficina), sino en distintos lugares y a toda hora,...