CONTEXTO, VIOLENCIA, LIBERTAD
Desde la Psicología social entendemos que el sujeto es un ser de necesidades que solo se satisfacen socialmente, en relaciones que lo determinan, porque emerge de procesos sociales, institucionales, vinculares; no hay nada en él que no sea resultante de la interrelación entre individuos, grupos y clases; también es sujeto de conocimiento, es productor de su vida material, teniendo importancia la relación entre causas internas y condiciones externas, que hacen referencia a la relación dialéctica entre mundo interno y mundo externo.
Desde este lugar, propongo podamos pensar juntos…
¿Qué destino tienen las necesidades del sujeto, en este contexto de cambios
vertiginosos, en la contradicción opresor/oprimido?
No es importante la necesidad del sujeto, sino que el opresor busca
disciplinar al sujeto. No existe la capacidad de mediación, que sería trabajar
con el otro, no en contra del otro. La extinción de la mediación da lugar a la
violencia, el sujeto no puede expresar su carencia.
El opresor busca el “si” del oprimido, en caso contrario recurre a la
sanción
Si el oprimido no obedece ¿debilita al opresor?
El opresor busca la vida del oprimido siempre y cuando pueda direccionarla,
controlarla, sin intermediación, con autoritarismo, sin cuestionamientos. Al
mismo tiempo la interpretación del mundo esta dada por el opresor como la única
verdad, (falseada, claro) se le otorga sentido y significado, invade la vida
cotidiana de cada sujeto, como si fuera obviedad, este poder del opresor es
invisible y corona la relación entre oprimido y opresor.
Instalada esta mirada, el sujeto incorpora la cultura del rendimiento, “yo
puedo, yo debo, yo abarco todo", acompañado de la culpa sino se logra todo, dando
lugar a enfermedades psicológicas de depresión y todas las que de ahí derivan. Pasamos
de: “hago lo que puedo", a "yo puedo con todo”. ¿Sería esta, una autodisciplina?
Esta forma de trabajar sin pausas, como máquinas de rendimiento, que no dan
lugar al cuestionamiento, al tiempo necesario para reflexionar, para detenerse
a analizar y producir cambios, lleva a aumentar las ansiedades, presentando un
gran agotamiento, es una forma de violencia institucional, que atraviesa al
sujeto en su vida cotidiana. No pudiendo hacer una lectura crítica de la
realidad, siendo funcional a los grupos de poder.
Si el sujeto esta para producir, para aceptar todo lo que venga de afuera, entregando,
aguantando muchas horas de vida, para esta cultura del rendimiento, todos
parejitos, todos iguales, sin diálogos, sin debates, sin límites. ¿Sería esta
una forma de poder violento? invisible,
pero eficaz
¿Entonces donde esta nuestra libertad?
¿Queremos conocer la realidad? Quizás es necesario profundizar en los
hechos, ¿qué es real? ¿qué es fantaseado?
Hoy transitamos crisis de vínculos, de identidad, de responsabilidades
compartidas en las relaciones. Quizás sea necesario convivir con nosotros
mismos, con nuestro ser y con otros, descubrir, prestar atención, aclarar
nuestro diálogo interno, para confrontarlo con nuestra experiencia, con el sujeto
situado en su contexto, sumar otras miradas y encontrar en ellas algo valioso
para transformar, para acercarnos a la salud.
Pensemos juntos… ¿Estamos dispuestos
a realizar la tarea de pensar por nosotros mismos y con otros, en libertad?
Entendiendo que como sujetos históricos, somos sujetos de las crisis, al mismo
tiempo de sus elaboraciones, en nuestra constitución, desarrollo y aprendizaje;
lo que modificaría modalidades de interpretar la realidad, operar sobre ella y
crecer en el hacer y el conocimiento.

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